La figura legal del Bien de Familia ofrece una protección especial a los inmuebles destinados al uso personal de una familia. Una propiedad inscrita como Bien de Familia no puede ser vendida ni gravada sin cumplir con ciertos requisitos legales. Además, está protegida contra embargos y otros gravámenes, excepto en casos específicos como deudas de impuestos directos sobre el inmueble o créditos por mejoras.
Por ejemplo, si una pareja conviviente adquiere una propiedad conjuntamente y tienen hijos en común, pueden registrarla como Bien de Familia para proteger el interés de los menores y cumplir con el requisito de parentesco necesario para esta protección legal. Esto garantiza que la propiedad esté resguardada en caso de situaciones financieras adversas, como embargos o ejecuciones judiciales